Cuando pensamos en esas tres cruces en el Gólgota, pensamos en tres personas que fueron ejecutadas ahí, Jesús y los ladrones que estaban a ambos lados de la Cruz de Jesús; pero si hablamos de tres víctimas, no podemos referirnos a esas tres personas.
En todo caso solo uno de ellos fue una víctima; y con eso me refiero al ladrón que no se arrepintió. Fue juzgado, sentenciado y ejecutado. El fue la víctima de sus propias malas decisiones, porque si uso la palabra víctima me refiero a:
víctima:
- Persona o animal que sufre un daño o un perjuicio a causa de determinada acción o suceso. "he sido víctima de una agresión".
- Persona o animal que muere por culpa de determinada acción o suceso. "las víctimas de la guerra".
Pero Jesús NO fue una víctima. No fue a la cruz en contra de su voluntad. El dijo: “Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre”. (Juan 10:18 NTV)
Jesús no fue una víctima, al contrario, él fue la persona que estuvo a cargo de cada aspecto de su crucifixión. Solo mira cuantas profecías se cumplieron en esa horas, algunos hablan de más de 30 profecías cumplidas en su crucifixión. Esto no nos habla de una víctima de las circunstancias, sino de un plan que se puso en marcha y llegó a una conclusión determinada.
El otro ladrón, el que clamó a Jesús. Subió a su cruz como víctima, pero esa cruz se volvió su victoria. Porque ahora está en el paraíso. En la cruz tuvo esa gran victoria, tal vez la única que tuvo en toda su vida.
No sé si tuvo otras victorias antes, pero probablemente fueron pocas, me imagino que estar en esa cruz condenado a muerte e identificado como un ladrón, quizás no es el resultado de muchas buenas decisiones en su vida.
Pero la persona que estaba en la cruz del centro, lo cambio todo. “Jesús respondió -Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lucas 23:43 NTV) y así, ese ladrón consiguió el triunfo más grande de la vida. Ese hombre fue un vencedor, no una víctima.
Y fue la victoria más grande de la vida porque la Biblia dice así. “Porque ¿Qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (Mateo 26:36 NTV)
Pero, entonces ¿A cuáles tres víctimas me refiero? Las víctimas, o mejor dicho los derrotados, los vencidos, los que perdieron en esa cruz fueron tres.
1. El diablo fue derrotado.
Como dice la escritura: "De esa manera, desarmó a los gobernantes y a las autoridades espirituales. Los avergonzó públicamente con su victoria sobre ellos en la cruz". Colosenses 2:15 NTV
Jesucristo triunfó sobre el poder y la autoridad del enemigo. Lo que el diablo pensó que sería su victoria más grande, en realidad fue su ruina. Y Jesús, habiendo vencido sobre él, nos trajo libertad y ahora somos de Cristo. El diablo no tiene ningún poder o autoridad sobre nosotros.
2. La muerte fue vencida.
La Biblia lo dice con estas palabras: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo". 1a de Corintios 15:55-57 RVR60
También la Biblia se refiere a la muerte como el último enemigo a vencer, pero eso solo es para nosotros. Aún debemos vencerla y lo haremos al resucitar o cuando cristo venga por segunda vez. Entonces nos reiremos de la muerte, porque no tendrá ningún poder sobre nosotros, ya que cristo nos dio vida eterna.
3. El pecado fue desarmado.
Y finalmente, el pecado fue desarmado, ya no tiene poder sobre ti. Como lo dice el apóstol Pablo: "Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado; y dado que morimos con Cristo, sabemos que también viviremos con él". Romanos 6:6-8 NTV Somos criaturas nuevas, el pecado no es algo que estamos condenados a hacer, tenemos una nueva naturaleza, que busca agradar a Dios.
No vivas más en derrota, hay uno que consiguió la victoria para ti en la cruz.
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