Siempre me han gustado las pirámides, desde niño las he conocido y visitado. Teotihuacán, Tzin Tzun Tzan, y otras. Es maravilloso poder visitar pirámides tan antiguas sin la necesidad de ir a otros países. Nuestros antepasados realmente eran unos genios en cuanto a arquitectura se refiere y no solo eso, pero como observadores de las estrellas se llevan las palmas, con calendarios increíblemente exactos, la medición de las fases de la luna y las temporadas que mucho tenían que ver con buenas cosechas, guerras y festividades varias. Pero de unos años para acá se ha hecho muy popular la idea de que las pirámides son alguna especie de acumuladores, conductores o alternadores para “cargarse de energía positiva”. Por eso me encantó una nota que leí en un periódico local, donde se cita a un geofísico catedrático de la UNAM hace algunos comentarios a estas prácticas esotéricas. Alejandro Lara Sánchez citó para el diario La Voz de Michoacán que los fenómenos celestes y su observación por los ...