Había leído antes la historia de Ezequías el rey de Judá, que celebró la Pascua trayendo un gran avivamiento en su época, pero pase por alto algunas implicaciones para el cristiano de nuestros días. En 2 de Crónicas 30 esta la historia de como el rey Ezequías envía cartas a todo Israel y Judá para que vengan a Jerusalén a celebrar la Pascua. La Pascua era una celebración para recordar la gran liberación de la esclavitud. Y esas cartas no son otra cosa sino la invitación a celebrar y recordar lo que Dios había hecho por Israel. Ahí puedo encontrar algunas implicaciones con la labor evangelística, llamar a otros a reconocer la intervención de Dios a nuestro favor es una manera de comunicar las buenas nuevas. Pero lo que más me llamó la atención, fue que ya estando en la celebración, el rey Ezequías y toda su corte dieron una ofrenda para que esta celebración no se detuviera. Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otro...