En estos días he estado meditando sobre lo que está pasando a nuestro alrededor y recordé un pasaje del profeta Isaías, y me hacía las preguntas que probablemente se hacían los habitantes de Jerusalén. ¿Qué pasa cuando la tierra es contaminada por sus moradores? ¿Cuáles son las consecuencias de transgredir las leyes, falsear el derecho y quebrantar las leyes de Dios? ¿Dios se quedará cruzado de brazos y sencillamente observará como los moradores de la tierra se destruyen unos a otros? Yo creo que no, por la sencilla razón de que el que es oprimido clama a Dios por justicia de su opresor. Cuando los que tienen poder o los que buscan tener poder cometen injusticias y usan ese poder para extorsionar, explotar, abusar, violar, corromper y enriquecerse; su sed de poder no es saciada con nada, pero también acumulan juicio sobre ellos, porque el clamor que los oprimidos levantan a Dios; el quebranto y el llanto de los que son extorsionados y maltratados, tarde o temprano desatará con un gol...