“Bienaventurados
los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son
palabras verdaderas de Dios”. Apocalipsis 19:9
Una vez más encontramos al apóstol Juan, "el discípulo amado" registrando otra bienaventuranza pronunciada por el ángel, pero prometida por el Padre, ya que se añaden las palabras "...Estas son las palabras verdaderas de Dios".
El llamado final, como dice el apóstol San Pablo en la epístola a los corintios en realidad es un llamado a entrar al banquete, "...en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque de la final trompeta.." (1 Corintios 15:52) Esta trompeta, quiero pensar, que es el llamado a entrar a las bodas, la invitación ya se ha dado, pero los convidados solo esperan que se les llame, cuando todo esté listo para iniciar el banquete.
Algunos premilenialistas apuntan a un banquete de bodas previo al llamado final; es decir, que Cristo recogerá a su iglesia para llevarla a un banquete de bodas, pero aún no es el fin; ya que en la tierra (según esta perspectiva) se desatan juicios previos al milenio del reinado de Cristo sobre la tierra.
Por otro lado, los amilenialistas dirán que el banquete de bodas es posterior al milenio (no literal) del reinado de Cristo sobre la tierra a través de su iglesia.
Por mi parte, solo diría que el concepto de una fiesta antes del triunfo de Cristo sobre sus enemigos, no lo considero lógico. Dicha celebración diría yo, es la culminación de todas nuestras esperanzas.
Y para terminar, el concepto de Israel como la esposa de su Señor (de Dios) ya existe en el Antiguo Testamento, el Salmo 45 es un salmo mesiánico que apunta a esa unión entre Israel y su Señor.
Cristo ha tomado esta imagen como el esposo prometido, Juan el bautista lo enfatiza (Juan 3:29-30) y los escritores neo-testamentarios también lo comprenden de esta manera.
Algunos comentaristas dicen que la novia es Israel y que la iglesia cristiana es la invitada a las bodas del cordero con su esposa. Sin embargo, esto apuntaría a dos planes de salvación, es decir "dos esposas", lo cual no viene al caso, ya que el apóstol Pablo enseña en romanos que de ambos pueblos Dios hizo uno (Efesios 2:14) Ya que los que forman el cuerpo de Cristo, es decir, la novia del cordero, son tanto los creyentes del antiguo como los del nuevo testamento. Tanto los judíos como los gentiles, hombres y mujeres, todos los que hemos creído en Jesucristo como nuestro salvador personal.
El añadir las
palabras “Estas son palabras verdaderas de Dios”, tiene que apuntar a la certeza
de una promesa que Dios mismo se encargará de cumplir; y que esta es palabra de Dios, claro no solamente el asunto que tenemos a la mano, sino todo lo que ha venido diciendo.
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