"¿Cómo
podré volver junto a mi padre si mi hermano menor no está conmigo?"
En estas
palabras que pronuncia Judá y el amor que tiene por su padre Jacob, se
encuentra el destino de su medio hermano menor, Benjamín.
Benjamín
acompañó a sus hermanos para comprar alimento, muy a pesar de lo que hubiera
querido su padre Jacob, porque le amaba y no quería separarse de su lado. Pero
en un giro de las circunstancias ahora
el destino de Benjamin está en juego, podría ser separado de su padre
para siempre.
Esta
historia siempre me ha conmovido, porque al leer el discurso que Judá pronuncia
ante José en el capítulo 44 del libro de Génesis, no puedo evitar escuchar las
palabras del mismo Jesús.
Porque esa
intercesión, es la que caracteriza la vida y el ministerio de Jesucristo. En
esta porción de la escritura Judá está dispuesto a dar su vida en lugar del
joven Benjamin.
Y esa última
pregunta: "¿Cómo volveré yo a mi padre sin el joven?" Es el mismo
argumento que estaba en la mente de Jesús al ir a la cruz.
¿Cómo podría
regresar a la presencia de Dios, sin llevar a esa multitud de hermanos menores?
¿Cómo podría presentarse ante el Padre sin esos hijos que el Padre amaba, pero
que momentáneamente le fueron arrebatados de su presencia? Jesús estaba
comprometido con traer de vuelta a todos y cada uno de sus pequeños medios
hermanos, cuyo destino estaba marcado por la condenación.
Pero
Jesucristo, quien ama a su Padre Celestial, sabe que su corazón está unido a
sus pequeños hermanos, los hijos que la iglesia que él ama.
No había
lugar para la auto preservación, no había lugar para la duda, esto tenía que
hacerse. Y ahora nos deja ese ejemplo de vida cristiana. En las palabras del
apóstol Pablo en su carta a los filipenses,
"Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo
en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". Filipenses 2:5-8 RVR60
Lo que
podemos decir es, gracias a Dios por el amor que Jesús tiene por su Padre, que
por verle complacido, se dio a sí mismo, para que nosotros pudiéramos regresar
a nuestro Padre Celestial.
Y gracias al
Padre, que por amor a sus pequeños hijos, envió a Jesucristo para dar su vida
en rescate por todos nosotros.
Pero no
podemos dejar de lado nuestro compromiso personal, porque Dios también ha
lanzado un llamado sobre nosotros; la pregunta es ¿Cómo podemos nosotros
presentarnos delante de Dios sin llevar a más pequeños hermanos?
Este mensaje es del Espriritu, que claridad, Dios le bendice.
ResponderEliminar