José estuvo en tres diferentes pozos.
El primero pozo fue esa cisterna donde sus hermanos lo
arrojaron para después venderlo como esclavo (Génesis 37).
El segundo pozo fue la cárcel, acusado injustamente es sacado
de la estabilidad que había conseguido en la casa de Potifar y ahora se
encuentra en una prisión. Una vez más fueron otros los que tomaron decisiones
por él y ahora se encuentra una vez más limitado por las circunstancias
(Génesis 39).
Aunque me parece que nada le puso limites a su corazón, creo
que su fe y confianza en Dios por un momento probablemente se vieron amenazadas,
es decir ¿Quién no dudaría? ¿Quién no se preguntaría “Y donde está Dios ahora”?
Pero al ver su proceder con el paso del tiempo, es evidente que en medio de
toda circunstancia encontró la fuerza en Dios, en su fe y en las promesas que
había sobre su vida como para sobreponerse.
Probablemente porque se dio cuenta que, a pesar de todo, era
evidente que Dios le daba gracia frente a la situación, así lo registra la
Biblia.
“Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y
estaba en la casa de su amo el egipcio”. (Genesis 39:2 RVR60)
“Pero Jehová estaba con José y le extendió su
misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.” (Génesis
39:21 RVR60)
Creo que el tercer pozo fue la aparente ingratitud de la
persona a quien José ayudó en la cárcel. José le pidió ayuda, “Acuérdate, pues, de
mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas
mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.” (Génesis 40:14 RVR69).
Pero el copero del rey se olvidó de José. “Y el jefe de los coperos no se
acordó de José, sino que le olvidó.” (Génesis 40:23 RVR60).
¿Por qué pienso que este fue un tercer pozo? El primero fue
la cisterna y el segundo fue la cárcel, procediendo José con rectitud todo se le
vuelve en contra. En este ultimo caso, sucede lo mismo. Actúa con rectitud,
con buena voluntad y ayuda al copero del rey, pero lo que recibe es la
ingratitud de este último, olvidándose de José.
Dos años tuvieron que pasar para que las circunstancias
cambiaran. Quizás este fue el pozo más difícil. El creer que finalmente has
hecho algo bien y contemplar que aparentemente no sirvió de nada.
Dios no ha dejado de estar con José, pero qué difícil es tratar de hacer algo en tus propias fuerzas y recibir un portazo en la cara.
Si alguna vez has pasado por esto, estás en buena compañía.
José, David, Isaías, Jeremías, la Biblia está llena de este tipo de personas. Pero nada de lo que hacemos a favor de otros quedará en el olvido y cada acción y actitud correcta queda registrada delante de Dios. No podemos dejar de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos si no desmayamos (Gálatas 6:9 RVR60)
Además, Dios siempre tendrá la última palabra.
Continuará…
Comentarios
Publicar un comentario