Según Tere Fernández de www.catholic.net, la Semana Santa “es el momento litúrgico más intenso de todo el año”.
Y aunque muchos lo traducen como descanso, playa y vacaciones, están perdiendo de vista el corazón de la celebración; “Esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae” dice nuestra fuente.
Yo considero que este tiempo “litúrgico” para algunos, conocido también como “La Semana Mayor” para otros, es una de las fechas más importantes para le fe cristiana cualquiera que sea su expresión, católico, evangélico, presbiteriano, metodista, bautista o pentecostal.
Todo aquel que fundamenta su fe y las doctrinas principales de su credo en la obra de Cristo en la cruz, reconoce que el recordar en estos días los acontecimientos bíblicos narrados en las escrituras, forman una parte muy importante de su doctrina, de su calendario, de su celebración y aún de su práctica cotidiana.
Ya que la experiencia de vida cristiana no significa nada sin la realidad de la Semana de la Pasión de Cristo. Porque su nacimiento es determinante en nuestra teología, pero lo es aún más el propósito de su venida y sin lugar a dudas, estarás de acuerdo conmigo que Él vino a dar su vida pro su iglesia.
Desgraciadamente la mayoría de los que se profesan cristianos o creyentes pasan por alto estas fechas y su profundo significado.
¿Sabías que en la iglesia de los primeros siglos los creyentes tomaban el domingo de resurrección como una fecha muy adecuada para celebrar el bautismo en agua?
Y aunque el emperador Constantino en el 324 d. C. por edicto imperial, declaró el primer día de la semana como el día de adoración al Dios supremo, ¿Sabías que los cristianos se reunían para celebrar la resurrección de Cristo ese día?
¿Sabías que Cristo cumplió la profecía de Malaquías 4:2 (“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada”) en su entrada triunfal en Jerusalén el domingo de ramos?
¿Sabías que solo en su última semana de vida se cumplieron sobre la vida de Jesucristo más de 30 profecías?
Por mencionar algunas:
- No creen en él Isaías 53:1 Juan 12:37, 38
- Entra en Jerusalén montando un asno Zacarías 9:9 Mateo 21:1-9
- Lo traiciona un compañero muy cercano Salmo 41:9 Juan 13:18, 21-30
- Lo traicionan por 30 piezas de plata Zacarías 11:12 Mateo 26:14-16
- Calla ante sus acusadores Isaías 53:7 Mateo 27:11-14
- Sortean su ropa Salmo 22:18 Mateo 27:35
- Sufre burlas mientras está en el madero Salmo 22:7, 8 Mateo 27:39-43
- No le quiebran ni un hueso Salmo 34:20 Juan 19:33, 36
- Lo entierran con los ricos Isaías 53:9 Mateo 27:57-60
- Resucita antes de corromperse Salmo 16:10 Hechos 2:24, 27
- Dios lo eleva a su diestra Salmo 110:1 Hechos 7:56
Como dice Tere Fernández, “Lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección, que es primicia de la nuestra”.
No estoy hablando de que en estos días nos debemos encerrar en la iglesia, con golpes de pecho o hacer grandes penitencias para recordar estos acontecimientos, pero tal vez leerle a nuestros hijos la historia de estos días en Biblia, recordar el sacrificio de Jesús con gratitud y cada día vivir una vida de alabanza a nuestro Dios por tener tal misericordia para con los hombres al otorgarnos como dice el autor de la epístola a los hebreos “…una salvación tan grande”.[1]
No estoy hablando de que en estos días nos debemos encerrar en la iglesia, con golpes de pecho o hacer grandes penitencias para recordar estos acontecimientos, pero tal vez leerle a nuestros hijos la historia de estos días en Biblia, recordar el sacrificio de Jesús con gratitud y cada día vivir una vida de alabanza a nuestro Dios por tener tal misericordia para con los hombres al otorgarnos como dice el autor de la epístola a los hebreos “…una salvación tan grande”.[1]
Esta sería una buena manera de recordar y celebrar la historia más grande de la misericordia de Dios para con la humanidad.
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