Seguramente
escuchó la historia de Sansón[1], la de Gedeón[2], la de
Jefté[3], la de Débora
y Barac[4]. Historias
de liberación, de victoria y triunfo.
Saúl
ahora vive en un tiempo de paz; Samuel el profeta, es juez sobre todo Israel,
mantiene vivo el culto a Jehová[5] a pesar de
que el arca del pacto estuvo cautiva en las manos de los filisteos[6].
Pero
aquí tenemos la historia de un joven singular, apuesto, alto, que se destaca
entre la multitud[7], la viva
imagen de un príncipe, ¿Qué podemos ver en él que pudiera deparar su futuro?
Absolutamente nada.
Sujeto
y obediente a su padre, sale a cumplir una tarea (buscar unos animales[8]), pero
como se tardó tanto en encontrar las burras de su padre, desea regresar a su
casa para que su papá no esté preocupado por su hijo[9].
Creo
que esto es más de lo que algunos llegan a encontrar en sus propios hijos,
obediencia a los padres, sujeción, consideración ante la posible preocupación
del padre.
Tú
puedes decirme lo que quieras, pero para mí este es un hijo modelo. Seguramente
era el orgullo de su padre Cis. Por su parte, Cis[10] según una
versión de la Biblia, era rico e influyente; otra versión dice que era valeroso
y otra dice que era respetable. Como quiera, esto nos dice que era conocido
entre su gente y tenia buena reputación.
Mi
pregunta aquí es ¿Dónde está el problema? A los que tienen conclusiones
precipitadas de la Biblia les pregunto, ¿Dónde está la maldad en esa familia?
¿Quién podría decirnos cuál sería el final de su vida?
No
encuentro más maldad en la familia de Cis, que la que podría encontrar en
cualquier ser humano o cualquier familia en el Israel antiguo o en la sociedad
moderna.
Sin
embargo, Saúl es etiquetado como la personificación de la carnalidad, la maldad
y el pecado. Esto me lleva a mi primera conclusión, Saúl es un hombre
cualquiera, tal vez un poco mejor que la media promedio y esto no
necesariamente determinaría su futuro.
Continuará…
Comentarios
Publicar un comentario