En Mateo 9:8 dice que la multitud se sorprendió al ver el milagro en la vida del paralítico.
El evangelista hace referencia que los presentes glorificaron a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.
Este comentario es muy peculiar porque apunta a varias cosas que debemos notar.
1. Se le reconoce a Jesús como un hombre mortal. Es decir, los evangelios no hablan de un espíritu o algún ser extraño o fuera de esta realidad. No hablan de un brujo, hechicero o mago, sino que reconocen la mano de Dios en la vida de un hombre mortal, Jesús. Un hombre como nosotros, de carne y hueso.
2. Si Dios pudo hacer eso en la vida de aquel mortal, eso quiere decir que también l puede hacer en la vida de otros mortales, ahí es donde entramos nosotros. Porque Dios puede y quiere usar a los mortales, a nosotros para manifestar su poder.
3. La tercera cosa es que "tal autoridad" es una expresión que denota algo muy grande, el respaldo del cielo es una cosa tan admirable, que el resultado es obvio, no solo se llenaron de temor, pero glorificaron a Dios. Esa autoridad, ese poder, está al alcance de los creyentes, de todo aquel lleno del Espíritu Santo, para que con su vida glorifique al Señor.
El evangelista hace referencia que los presentes glorificaron a Dios por haber dado tal autoridad a los mortales.
Este comentario es muy peculiar porque apunta a varias cosas que debemos notar.
1. Se le reconoce a Jesús como un hombre mortal. Es decir, los evangelios no hablan de un espíritu o algún ser extraño o fuera de esta realidad. No hablan de un brujo, hechicero o mago, sino que reconocen la mano de Dios en la vida de un hombre mortal, Jesús. Un hombre como nosotros, de carne y hueso.
2. Si Dios pudo hacer eso en la vida de aquel mortal, eso quiere decir que también l puede hacer en la vida de otros mortales, ahí es donde entramos nosotros. Porque Dios puede y quiere usar a los mortales, a nosotros para manifestar su poder.
3. La tercera cosa es que "tal autoridad" es una expresión que denota algo muy grande, el respaldo del cielo es una cosa tan admirable, que el resultado es obvio, no solo se llenaron de temor, pero glorificaron a Dios. Esa autoridad, ese poder, está al alcance de los creyentes, de todo aquel lleno del Espíritu Santo, para que con su vida glorifique al Señor.
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