Por
principio de cuentas hablar de un “líder que prohíbe” para mí es una aparente
contradicción. En el siguiente sentido, un líder es el que avanza, guía, va por
delante y para adelante, pero prohibir es coartar, impedir, cerrar el paso y
obstaculizar.
Un
líder no está al frente para poner obstáculos sino para mostrar el camino para superarlos.
La perspectiva que tiene el líder o que le ha sido dada para guiar a los que
está liderando, es para ayudar a los que caminan con él de modo que puedan
evitar las trampas, saber cómo enfrentar las dificultades y para que juntos
puedan encontrar el mejor camino para llegar a la meta.
Llevando
esto al ministerio, es necesario decir que la labor de un pastor no es prohibir
a su iglesia que haga esto o aquello; por el contrario, su trabajo es formar
criterio y permitir que la iglesia (y el creyente) sea responsable por sus propias decisiones y
que llegue a ser una iglesia madura.
Muchos
líderes y pastores tienen una convicción muy clara respecto a ciertos temas,
por su conocimiento de las escrituras, por su caminar con Dios y aún por
revelación divina. Pero de ninguna manera el pastor puede imponer sus
convicciones personales sobre la iglesia cuando se trata de las
áreas “grises” en la escritura.
Un
pastor instruye a su iglesia sobre los principios de Dios, la voluntad de Dios
y el llamado del cielo que está sobre la iglesia, pero en aquellos temas donde
la Biblia no deja una postura clara, no es el trabajo del pastor decirle a la
iglesia qué debe hacer y que no puede hacer.
Hacerlo así es tratar a la iglesia con paternalismo (reducir la libertad y autonomía de la persona o grupo que está liderando, con la justificación de protegerles frente a cualquier posible daño o amenaza). Es tratar a la congregación como infantes, pero una cosa es que sean infantes en la fe y otra muy diferente es que tratamos con adultos perfectamente desarrollados. En palabras sencillas, la tarea del pastor es ayudar a los creyentes a madurar en su fe, no resolverles la vida.
Hacerlo así es tratar a la iglesia con paternalismo (reducir la libertad y autonomía de la persona o grupo que está liderando, con la justificación de protegerles frente a cualquier posible daño o amenaza). Es tratar a la congregación como infantes, pero una cosa es que sean infantes en la fe y otra muy diferente es que tratamos con adultos perfectamente desarrollados. En palabras sencillas, la tarea del pastor es ayudar a los creyentes a madurar en su fe, no resolverles la vida.
Algunas
áreas grises en la Biblia o temas donde no hay una postura clara de la
escritura:
1. Cantidad
de alcohol que se puede o no se puede consumir.
2. Consumo
de ciertos alimentos, como los ofrecidos en altares de muertos, calaberitas de
dulce, pan de muerto, criadillas (testículos de cerdo o res) o moronga
(morcilla o sóricua, es decir sangre de animales).
3. Celebración
de Navidad, poner arbolito de navidad o nacimiento.
4. Uso
del tabaco en cualquier presentación.
5. Consumo
de alimentos prohibidos por la ley de Moisés, celebración de fiestas judías o
guardar ciertos días.
6. Mirar
películas de terror, series de televisión de narcos, violentas o de terror,
jugar juegos de videos violentos.
7. Tatuarse,
usar piercings, escarificaciones en la piel, cirugías plásticas y todo tipo de
“modificaciones corporales”.
8. Divorcio,
matrimonios con no creyentes, uso de métodos anticonceptivos y el sexo oral.
9. Eutanasia,
aborto y muerte asistida.
Continuará....
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