En la entrada anterior hablé sobre esos temas “grises” en
donde la escritura no es cristalina al respecto. No nos deja en claro si es
Blanco o es Negro, o sencillamente al no ser escrita en nuestros tiempos no
podemos encontrar mención sobre temas que para el siglo XXI, la Biblia no los
tenía considerados. Por ejemplo ¿Cuánto tiempo es el prudente dejar a mis hijos
jugar en su consola de videojuegos? Jajaja
Por otro lado, la Biblia si contiene principios con los que
podemos guiarnos para dar respuesta a este tipo de cuestionamientos, sin la
necesidad de ser impositivos.
Como
ya lo había mencionado, la tarea del pastor es ayudar a los creyentes a madurar en
su fe, no resolverles la vida. Cada creyente debe ser responsable por sus
propias decisiones, pero aquí hay algunas guías que pueden ser de gran utilidad
para los líderes y pastores, para que puedan dar respuesta a los planteamientos
que hace la congregación sobre los temas ya mencionados en la primera parte y
muchos otros parecidos.
1. Nuestra
primer guía es la conciencia.
Dice
Romanos:
“Aun
los gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que
conocen esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído.
Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón, porque su
propia conciencia y sus propios pensamientos o los acusan o bien les indican
que están haciendo lo correcto”.
Romanos
2:14, 15 NTV
Tanto en el caso del gentil o en este caso, el no creyente
(como lo apunta el pasaje anterior) como en el caso del creyente, la primer
guía es la conciencia. Si la conciencia no te deja en paz, debes hacerle caso. Es
el Espíritu Santo en el caso del creyente, quien está dirigiéndote a no hacer
algo en contra de su consejo.
Algunos preguntan al Pastor para conseguir silenciar su conciencia, porque esta les está advirtiendo que proceder de tal o cual manera sería algo incorrecto. Pero si un pastor o líder dice lo contrario o algo conforme a su conveniencia, tomarán dicha postura como excusa o pretexto para hacer lo que quieren pero que su conciencia y el Espíritu Santo nos les dejaban hacer.
Por otro lado, alguien preguntará ¿Entonces si mi conciencia no me acusa está bien hacer lo incorrecto o hacer algo aunque los demás lo vean incorrecto?
El planteamiento de la pregunta contiene la respuesta, si crees que es incorrecto o si todo el mundo cree que es incorrecto, ¿Entonces porqué hacerlo?
También me han preguntado ¿Entonces si mi conciencia no me acusa por golpear a mi esposa o robar a mi vecino, quiere decir que soy libre de hacerlo? Claro que no, porque tales cosas van contra los principios que están claramente expuestos en la Biblia.
Continuará...
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