“Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia.»Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido”. Hebreos 6:13-15
Después de leer este pasaje, me veo impelido por el Espíritu Santo a meditar seriamente en cuanto a tal promesa dada a Abraham. Y creo que necesitamos abordar el tema del cumplimiento de las promesas de Dios y la continuidad de la vida.
Porque este pasaje de hebreos son lleva a una referencia cruzada que se encuentra en Génesis 22:16, 17
“y le dijo: —Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo —afirma el Señor— que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos”. Génesis 22:16, 17
Lo que definitivamente me lleva a pensar que cuando el escritor de hebreos habla de que Abraham recibió lo que se le había prometido, no se refiere al nacimiento de Isaac, porque el contexto de Génesis Isaac ya estaba con él. Necesariamente se refiere a la otra promesa; la de ser multiplicado. Así lo muestra la concordancia entre los dos pasajes, puesto que se usan las mismas palabras «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia.». Por lo tanto estamos en un gran dilema, si la referencia nos envía al lugar correcto, si la promesa a la que se refiere es la de “una gran descendencia” ¿Cómo es entonces que se dice que Abraham recibió lo que se le había prometido?
El asunto es este, si leemos el pasaje de la muerte de Abraham, es decir su último día de vida sobre esta tierra, hasta ese momento la promesa aún no se había cumplido, porque en su sepelio solamente están sus hijos Ismael e Isaac y hasta ese momento Isaac no tenía hijos[1]. Es posterior a la muerte de Abraham que al ver que su esposa no podía concebir, Isaac ora a Dios para que sane el vientre de su mujer, Dios sana a Receba y esta concibe a Esaú y a Jacob[2].
No creo que cuando la Biblia dice que Abraham recibió lo prometido (respecto a su descendencia) se refiera a los hijos de Cetura[3] o a los hijos de Ismael[4], que según el pasaje podríamos suponer que ya había prole por ese lado.
Definitivamente la promesa se hizo sobre el hijo de la promesa, es decir Isaac, pero entonces ¿Cómo es que se dice que Abraham recibió lo prometido? Porque en esta vida fue imposible que él lo viera cumplido.
La única explicación que puedo encontrar es que Abraham, que continua con vida en la presencia de Dios, ha recibido lo prometido y ha visto con sus propios ojos cumplirse cada una de las palabras dichas por Dios en aquel día sobre la cumbre del monte en la tierra de Moriah. Porque el Dios que no es Dios de muertos, sino de vivos, fiel a sus promesas y que sigue teniendo una relación con sus hijos aún después de esta vida terrenal, es capaz de cumplirle una promesa a su siervo y que este la reciba en la otra vida.
La muerte no es la interrupción de la vida del alma, esta es inmortal, continua con vida aún después de que nuestro cuerpo sea “alimento de gusanos” y vuelva al polvo de donde fuimos tomados.
Pero ¿Por qué es importante para nosotros saber esto? Porque en nuestros días hay una terrible dolencia entre los creyentes, ya que se les ha enseñado a creer que Dios está obligado a cumplir sus promesas durante nuestras vidas terrenales y se aferran a tal esperanza y al no verla cumplida, la fe de algunos es afectada.
Pero el autor de hebreos habla de los héroes de la fe que habiendo esperado el cumplimiento de la promesa, no lo recibieron[5] (en su vida terrenal). Pero no por eso Dios dejó de cumplir lo que había dicho que haría.Después de leer este pasaje, me veo impelido por el Espíritu Santo a meditar seriamente en cuanto a tal promesa dada a Abraham. Y creo que necesitamos abordar el tema del cumplimiento de las promesas de Dios y la continuidad de la vida.
Porque este pasaje de hebreos son lleva a una referencia cruzada que se encuentra en Génesis 22:16, 17
“y le dijo: —Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo —afirma el Señor— que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos”. Génesis 22:16, 17
Lo que definitivamente me lleva a pensar que cuando el escritor de hebreos habla de que Abraham recibió lo que se le había prometido, no se refiere al nacimiento de Isaac, porque el contexto de Génesis Isaac ya estaba con él. Necesariamente se refiere a la otra promesa; la de ser multiplicado. Así lo muestra la concordancia entre los dos pasajes, puesto que se usan las mismas palabras «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia.». Por lo tanto estamos en un gran dilema, si la referencia nos envía al lugar correcto, si la promesa a la que se refiere es la de “una gran descendencia” ¿Cómo es entonces que se dice que Abraham recibió lo que se le había prometido?
El asunto es este, si leemos el pasaje de la muerte de Abraham, es decir su último día de vida sobre esta tierra, hasta ese momento la promesa aún no se había cumplido, porque en su sepelio solamente están sus hijos Ismael e Isaac y hasta ese momento Isaac no tenía hijos[1]. Es posterior a la muerte de Abraham que al ver que su esposa no podía concebir, Isaac ora a Dios para que sane el vientre de su mujer, Dios sana a Receba y esta concibe a Esaú y a Jacob[2].
No creo que cuando la Biblia dice que Abraham recibió lo prometido (respecto a su descendencia) se refiera a los hijos de Cetura[3] o a los hijos de Ismael[4], que según el pasaje podríamos suponer que ya había prole por ese lado.
Definitivamente la promesa se hizo sobre el hijo de la promesa, es decir Isaac, pero entonces ¿Cómo es que se dice que Abraham recibió lo prometido? Porque en esta vida fue imposible que él lo viera cumplido.
La única explicación que puedo encontrar es que Abraham, que continua con vida en la presencia de Dios, ha recibido lo prometido y ha visto con sus propios ojos cumplirse cada una de las palabras dichas por Dios en aquel día sobre la cumbre del monte en la tierra de Moriah. Porque el Dios que no es Dios de muertos, sino de vivos, fiel a sus promesas y que sigue teniendo una relación con sus hijos aún después de esta vida terrenal, es capaz de cumplirle una promesa a su siervo y que este la reciba en la otra vida.
La muerte no es la interrupción de la vida del alma, esta es inmortal, continua con vida aún después de que nuestro cuerpo sea “alimento de gusanos” y vuelva al polvo de donde fuimos tomados.
Pero ¿Por qué es importante para nosotros saber esto? Porque en nuestros días hay una terrible dolencia entre los creyentes, ya que se les ha enseñado a creer que Dios está obligado a cumplir sus promesas durante nuestras vidas terrenales y se aferran a tal esperanza y al no verla cumplida, la fe de algunos es afectada.
Estamos llamados a creer, a esperar, a confiar, a ver lo que no se ve y a tener certeza de lo que se espera. Ese es el caminar de fe del creyente, sea que lo recibamos en esta vida o en la venidera.
Mi exhortación es a no desfallecer en la fe, porque aunque llegue el final de nuestros días sobre esta tierra, no por eso Dios no cumplirá lo que te ha prometido, porque fiel es Dios[6] y el cumplirá todo lo que ha prometido.
Amén
[1] Génesis 25:8-11
[2] Génesis 25:21
[3] Génesis 25:1-6
[4] Génesis 25:12-16
[5] Hebreos 11:32-39
[6] Números 23:19
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