El día de ayer hablaba de algo que pasó durante el reinado de Ezequías rey de Judá y de cómo inició un gran avivamiento. Todo comenzó con un llamado al arrepentimiento que se extendió por los territorios de Judá e Israel (reino del sur y del norte respectivamente) El rey envió una carta circular que llamaba a la descendencia de Jacob a celebrar nuevamente la pascua.
Algunos rechazaron esta invitación burlándose de los mensajeros[1], sin embargo hubo otros que atendiendo al llamado se humillaron y fueron a Jerusalén[2], donde se congregó una gran muchedumbre para preparar la fiesta solemne de los panes sin levadura.
Hicieron una limpieza de altares idolátricos en Jerusalén, arrojándolo todo al Torrente de Cedrón (“Cedrón” quiere decir tristeza en hebreo). Desecharon todo aquello para regocijarse en la fiesta. Pero era la fiesta de los panes sin levadura que en cierta manera habla del no estar contaminados. Es decir había que santificarse para esta fiesta, lo cual no habían hecho algunos; es más, algunos de los levitas no estaban aptos para ministrar así que procuraron lo más pronto posible purificarse, para ocupar sus puestos.
Una vez en sus lugares de ministerio, los levitas sacrificaban los animales para el pueblo, y rociaron con esa sangre a los que vinieron a la fiesta porque también había algunos que no se habían purificado.
Aquí hay algo muy interesante, la realidad era que no estaban ritualmente limpios para celebrar la fiesta, sin embargo con un corazón humilde obedecieron al llamado que los convocó. El rey dándose cuenta de ello, hizo oración a Dios con estas palabras:
«Perdona, buen Dios, a todo el que se ha empeñado de todo corazón en buscarte a ti, Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se haya purificado según las normas de santidad.» 2º Crónicas 30:19 (NVI)
Y esto es precioso, dice el versículo 20 que Dios escuchó esta oración y que perdonó al pueblo “Y el Señor escuchó a Ezequías y perdonó (sanó) al pueblo”. 2º Crónicas 30:20 (NVI) otras versiones dicen “sanó”. Pero lo interesante del asunto es que aunque no habían guardado cada ordenanza para celebrar la fiesta, se humillaron, obedecieron al llamado y por la intercesión del rey, Dios les perdonó. Entonces se hizo una gran fiesta, tan grande que después de los siete días de celebración que duraba el festival, decidieron celebrar por otros siete días. Esto es increíble, el rey estuvo al pendiente de las invitaciones, de que Dios recibiera a los invitados y de que los invitados continuaran celebrando por siete días más. El rey proporcionó lo necesario para la celebración extra y los príncipes contribuyeron también; “Ezequías, rey de Judá, le obsequió a la asamblea mil bueyes y siete mil ovejas, y también los jefes regalaron mil bueyes y diez mil ovejas.” 2º Crónicas 30:24 (NVI)
¿Será posible encontrar un rey como este? Que busca a los invitados, les hace aptos para que participen de la fiesta y proporciona lo necesario para la misma, que rey tan grande es considerado aquel que mira pro los intereses de los que son gobernados y no por sus propios intereses. Que haciendo bien a los que están bajo su mando, des da la prioridad por encima de sus propios derechos.
Este sin duda es un tipo o sombra del Gran Rey que había de venir a servir a un pueblo que lejos de Dios, por su sacrificio, fue hecho cercano. Por supuesto que hablo de Jesucristo. Modelo de gobernantes, lideres, presidentes y jefes en todos los niveles.
Pero este aún no es el final, busca mañana la conclusión de la historia del inicio de este gran avivamiento.
Continuará…
Comentarios
Publicar un comentario