“Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza”. Apocalipsis 16:15
El que vela es el que está atento; el que guarda sus ropas, es el que no se deja contaminar; esta es la descripción de un cristiano que no se duerme en sus laureles; pero que está alerta, que no se deja engañar por el diablo, que mantiene sus vestidos en su lugar, como los hijos de Israel que tuvieron que dormir vestidos para que en el momento de la salida de Egipto, no les agarrasen las prisas y tuvieran que salir en pijama o en ropa interior o lo que sería peor, desnudos.
Esta pudiera ser una referencia a estar siempre listos para cuando el Señor nos llame a su presencia. Bíblicamente hablando, la segunda venida es un acontecimiento repentino, por eso la llamada de exhortación a mantenerse siempre listos. En los días en los que vivía Juan, que Dios llamara a alguien a su presencia podía ser en cualquier momento, en cualquier momento un creyente podía ser llamado a comparecer ante las autoridades para dar razón de su fe; el apóstol Pablo ya había dicho que estuvieran confiados, porque en ese momento el Espíritu les daría lo que tendrían que responder. Juan también les llamaba a estar alertras.
La desnudez en la cultura judía era sinónimo de vergüenza, entonces no sería correcto que a alguien lo sorprendieran desnudo, por tal motivo también la referencia a estas palabras. La implicación, como dicen Taylor Nicholsosn y Blaney es que el creyente deberá ser siempre encontrado con la vestidura de Cristo.
Este versículo pudiera parecer como fuera de contexto, porque si se está hablando de una batalla entre el bien y el mal ¿Por qué poner una alusión aquí al asunto de que no te agarren como al tigre de Santa Julia? (Conocido ladrón mexicano al que era imposible capturar, hasta que por una traición lo pudieron capturar cuando se encontraba; algunos dicen, en el baño) Al parecer hay una referencia a un escrito de los judíos (la Mishná) donde dice que si el capitán de Jerusalén haciendo su ronda encontraba a algún guardia durmiendo en su puesto, era desnudado, se quemaban sus ropas, era despedido y tenía que retirarse así como Dios lo trajo al mundo, para su propia vergüenza.
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